JUNGFRAUJOCH, "TOP OF EUROPE"Miércoles 8 de Agosto. Llevábamos 10 días por los Alpes disfrutando de parajes increíbles y este, nuestro último día, no iba a ser menos. Aunque el día anterior el clima no estuvo del todo bien, haciendo caso a las predicciones metereológicas nos arriesgamos y compramos los billetes para el Jungfraubahn, el ferrocarril de montaña que sube, atravesando el corazón del Monte Eiger, a la estación de tren más alta de Europa, a 3.454 metros de altura. Una vez arriba, en Jungfraujoch: "el techo de Europa", obtendríamos unas vistas asombrosas de los montes Jungfrau, Mönch y Eiger, así como del glaciar más extenso, largo y profundo de los Alpes: El glaciar Aletsch, todo ello declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Jungfraubahn.El día amaneció perfecto, así que pese al madrugón para coger el tren, estábamos contentos. Veríamos uno de los lugares mas asombrosos de los Alpes en un día espectacular para poder disfrutarlo al máximo.
El primer tren lo cogimos en la estación de Interlaken Ost. El Jungfraubahn es una de las mayores atracciones turísticas a nivel mundial. Pese a que madrugamos, la estación estaba a tope de gente, y en el tren fuimos como sardinas enlatadas, esto quizá es algo criticable, ya que el tren vale la nada despreciable cantidad de 150€ ¡Qué menos que por ese precio las plazas vayan numeradas! o, al menos, los vagones no tan sobrecargados... es una pena, porque el trayecto del tren a través del valle de Lauterbrunnen, de haber podido mirar por las ventanas del tren en lugar de mirar la coronilla del pasajero que iba junto a mi, hubiese sido un trayecto para disfrutar.
Kleine Scheidegg.Este primer tren llega hasta Kleine Scheidegg, a las faldas de Mönch y Eiger. Con la atención totalmente puesta en subir a la cima apenas paramos más que para hacer el trasbordo, menos mal que luego bajamos con tiempo, ya que Kleine Scheidegg es un lugar por el que merece la pena dar una vuelta.
Desde aquí el paisaje cambia por completo, mientras antes el tren circulaba entre los valles, ahora se adentra totalmente en la montaña. En los 7 kilómetros que hay entre Kleine Scheidegg (2.061 m) y Jungfraujoch (3.454 m), solo el primer tramo es al aire libre, una vez pasada la estación de Eigerletscher (2.320 m) el tren recorre el interior del Monte Eiger a través de un túnel escavado en la roca. En este tramo nuestro único contacto con el exterior es la proyección de un vídeo en las pantallas del tren, donde nos muestran el récord de ascensión de la cara norte del Eiger, en poder del suizo Ueli Steck, que escaló una de las vías más complicadas del mundo en 2h 47'. Este tipo de hazañas te hacen replantearte donde está realmente el límite, hay personas que consiguen retos realmente increíbles!.
Glaciar Aletsch, visto desde Sphinx-Jungfraujoch (3.571 m.)Una vez arriba, en el "Top of Europe" a 3.454 metros, lo primero que llama la atención es la vista hacía el Glaciar Alestsch, inmenso, interminable... kilómetros y kilómetros de hielo, su visión se pierde en el horizonte sin atisbar su final... ¡Impresionante! Una vez realizada una panorámica del exterior, donde junto al glaciar Alestsch destacan el Jungfrau (4.158 m.) y el Mönch (4.107 m.), comienza uno a fijarse en el interior. Jungfraujosch es una gran galería comercial, llena de stands de grandes marcas suizas: Tissot, Lindt, Victorinox, etc... souvenirs del Jungfraujoch y del Jungfraubahn, y varios restaurantes, incluidos algunos temáticos como un hindú, en otras palabras, una fabrica de generar dinero a 4.000 metros de altura.
Mönch (4.107 m.), visto desde Sphinx-Jungfraujoch (3.571 m.)Jungfrau (4.158 m.), visto desde Sphinx-Jungfraujoch (3.571 m.)En esa planta tampoco perdimos mucho tiempo, el justo para adaptarnos sin problemas a la altitud. Acto seguido cogimos un ascensor que nos subiría 117 metros más, hasta el centro de investigación y terraza panorámica de Sphinx, el edificio construido a mayor altitud en el continente europeo a 3.571 metros sobre el nivel del mar. En esta terraza, donde la temperatura descendió hasta 1ºC de temperatura, gozamos de unas perfectas vistas del valle de Lauterbrunnen, con Interlaken al fondo, así como de los mencionados glacias Aletsch, y los Montes Jungfrau y Mönch, entre otros... probablemente casi todos por encima de los 4.000 metros.
Esculturas en el Palacio de Hielo, Jungfraujoch.Tras deleitarnos con todo lo que estábamos viendo, volvimos al interior de la montaña, donde recorrimos lo que han denominado como "Alpine Sensation", una sucesión de estancias en las que visitamos una sala de proyecciones, donde intentan que consigas las sensaciones que tendrías al estar en el interior de un glaciar; una especie de museo donde a través de imágenes antiguas recrean la construcción de la estación, del túnel y la linea de ferrocarril que sube hasta aquí; otra sala con la evolución del turismo en la zona del Jungfrau, etc... además de un palacio de hielo, donde tienen diversas e interesantes esculturas de hielo.
Observatorio Sphinx y estación de Jungfraujoch.Tras esta visita "cultural" por el interior de la montaña, volvimos a salir al exterior, en esta ocasión a la "Glacier Plateau", un espacio acotado sobre el hielo de la montaña, justo bajo el Jungfrau, pese a estar acordonado la sensación era muy diferente a la que teníamos en la terraza, aquí estábamos directamente sobre la montaña, nuestros pies pisaban el hielo, y unos metros más allá del cordón intuíamos el vacío, cientos de metros de caída, realmente acojonaba un poco estar en aquel lugar! En momentos, nos sentimos alpinistas, con el riesgo que conlleva el caminar sobre la montaña!
Chiringuito sobre el glaciar Aletsch, Jungfraujoch.Sobre el Glaciar Aletsch.Tras estar bajo el Jungfrau, cruzamos de nuevo la montaña para volver a salir al exterior, en esta ocasión hacía el lado contrario, junto al Mönch. En esta parte del glaciar hay un sorprendente parque de atracciones, con cierto aire ibicenco, música chill-out y varias hamacas y puffs sobre la nieve, donde disfrutar de un buen gofre de chocolate caliente o una buena ginebra de importación. Junto al "chiringuinto" hay una tirolina que partiendo de la montaña, cruza por el aire cientos de metros sobre el glaciar, y una pequeña pista de esquí donde había tanto gente con esquís o tablas, como niños (y no tan niños) descendiendo con flotadores. Nosotros dejamos atrás todo esto y nos hicimos una ruta sobre el glaciar, hasta el refugio Mönchsjochhütte, punto de partida para muchos escaladores que quieren hacer cima tanto en el Mönch como en el Eiger.
Glaciar Aletsch.Caminando por el glaciar, de fondo Sphinx (3.571 m.) y Jungfrau (4.158 m.)El trekking sobre el glaciar fue algo realmente impresionante, no siempre se tiene la ocasión de caminar a casi 4.000 metros de altura, y aunque el trayecto entre Jungfraujoch y Mönchjochhütte dura apenas 2 kilómetros, es lo suficiente para considerarlo como una de las mejores experiencias de mi vida, no creo que nunca vuelva a tener la oportunidad de caminar en un enclave como este, sobre uno de los glaciares más extensos del mundo, y bajo montañas tan míticas de los Alpes como Jungfrau, Mönch y Eiger, todo ello patrimonio de la humanidad.
Cabaña Mönchsjochhütte (3.658 m.).El trekking, tanto en la ida como en la vuelta fue un disfrute continuo, pese a que debido a la altitud nos cansábamos rápidamente, cada paso merecía la pena, según fuimos avanzando, vimos como la estación de Jungfraujoch quedaba cada vez más lejos, cada vez más pequeña, cada vez más insignificante en comparación con las moles que la rodean. Al pasar bajo el Mönch pudimos ver como había gente en la cima, buf! No puedo describir lo que sentiría si alguna vez pudiese estar en su lugar...
Eigerjoch, de fondo a la derecha, la cara sur del Eiger (3.970 m.).
Una vez en la cabaña, y tras batir nuestro récord de altitud caminando (por medios mecánicos, ya habíamos estado a 3.848 m. en Aiguille du Midi, Chamonix), nos deleitamos con las impresionantes vistas que había desde allí, tanto de la zona que ya conocíamos: Jungfrau-Aletsch, como del nuevo valle que se abría ante nuestros ojos: Eigerjoch, con la cima sur del Eiger al fondo. Allí, en aquel refugio, colgado de la montaña, rodeados de auténticos alpinistas, dejamos de sentirnos meros domingueros, por un momento estábamos junto a la élite del alpinismo, a 4.000 metros de altura ¡Qué grata experiencia!! En el tiempo que estuvimos en el refugio, disfrutando del entorno, vimos como llegaron varias expediciones de alpinistas que vendrían de coronar la cara sur del Eiger, o cualquiera de los grandes picos que nos rodeaban, ¡Cómo los envidio!
Registramos el track de la ruta en Wikiloc, este es:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3338033.
Volvimos a la estación de Junfraujoch disfrutando cada paso que dábamos, volvimos a subir a la terraza panorámica y volvimos a llenar las tarjetas de nuestras cámaras con fotos y vídeos... tardaremos tiempo en estar en un lugar así!
Eigergletscher (2.320 metros).La visita al Junfraujoch nos había llevado toda la mañana y parte de la tarde, estábamos hambrientos, por lo que cuando cogimos el tren para bajar paramos en la primera estación que pudimos: Eigergletscher. Allí comimos en unos bancos sobre el barranco, con vistas sobre todo el valle de Grindelwald, pocas comidas en mi vida me han sentado tan bien como aquella ¡Ningún "tres estrellas Michelín" podrá nunca ofrecerme nada igual!
Lago artificial junto a Eigergletscher, de fondo, la cara norte del Eiger (3.970 metros).Desde Eigergletscher teníamos la opción de bajar hasta Grindelwald, realizando la ruta "Eiger trail", según dicen una de las más espectaculares de Suiza, al pie de la imponente cara norte del Eiger, pero entre que íbamos un poco justos de tiempo y que, porque no decirlo también, nuestras piernas a esas alturas llevaban ya unos 200 kilómetros y decenas de miles de metros de desnivel acumulado y no estaban ya para muchos trotes, nos decantamos por algo más sencillito: el "Jungfrau Eiger Walk", un camino a lo largo de impresionantes morrenas que en poco menos de una hora nos dejaría en la estación de Kleine Scheidegg, donde cogeríamos el tren que nos llevaría a Grindelwald.
Tras nosotros, la cara norte del Eiger (3.970 metros).Habíamos calculado el tiempo para llegar justo a la salida del tren, pero por suerte para nosotros nos confundimos al mirar los horarios y el tren salió de la estación justo cuando nosotros llegábamos, eso nos dio tiempo a dar una vuelta por Kleine Scheidegg, quizá el mejor mirador sobre el Monte Eiger. Cuentan que muchos suizos, vienen con sus prismáticos a alguna de las terrazas que enfocan hacía la cara norte y observan como los escaladores suben una de las vías más complicadas del planeta, aunque intentamos fijarnos no conseguimos ver a nadie escalando por allí, pocas personas estarán capacitadas para hacerlo, hace no mucho leí una lista en la que se colocaba al Eiger como la 9ª montaña más complicada del mundo, por encima de otras más conocidas como, por ejemplo, el Monte Everest.
Grindelwald.En Kleine Scheidegg cogimos el último tren, por lo que en Grindelwald apenas tuvimos tiempo para tomar una merecida cerveza, con la mirada fija en el Eiger, "el ogro" traduciendo al castellano, viendo la cara norte no me extraña que lo llamarán así; y dar un pequeño paseo por sus calles, estuvimos poco tiempo allí, pero me dio la sensación de ser un pueblo en el que todo tiene que ver con la montaña, los alpinistas se alojaran aquí y no en Interlaken como nosotros....
En tren, hacía Interlaken.Nos despedimos de Grindelwald y de la cadena del Jungfrau y emprendimos nuestro viaje de regreso a Interlaken, en silencio, pensando en que este había sido nuestro último día en los Alpes, el día siguiente cogeríamos otra vez el avión que, desde Ginebra, nos devolvería ne nuevo a España...
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Gastos a tener en cuenta:
- Jungfraubahn: 95,10CHF
*Descuento del 50% por ser campeones de Europa.+ info:
http://aventurasdeundominguero.blogspot ... urope.html